Avenida Paulista


– ¿Caminaste por la Avenida Paulista?
– No
– Pero, ¿estuviste en São Paulo?
– Sí

Ya había pisado dos veces la ciudad más poblada de Brasil (más de 10 millones de habitantes y casi 20 millones contando la región metropolitana) pero nunca había caminado uno de sus íconos: la Avenida Paulista. Las anteriores habían sido siempre visitas fugaces y con programación que prácticamente no dependía de mí, entonces no había tenido la oportunidad de poder respirar  una de las arterias neurálgicas más importantes de la ciudad.

Mi recorrido comenzó a pocas cuadras de la estación de Metrô Paraiso (línea 2 verde) hasta el final de la Avenida, a pocas cuadras de la estación Consolação (también línea 2 verde) que es la intersección de la Paulista con la Rua Augusta, pasando por las estaciones Brigadeiro y Trianon-Masp. Según el Google Maps son 3,2 km de camino donde les puedo asegurar que la fisonomía muta a cada paso, mostrando una de las caras visibles de la São Paulo cosmopolita, cubierta de historia, cultura,  muchedumbre, comercios y poder económico.

Avenida Paulista São Paulo

Entre edificios de oficinas espejados, bancos, obras en construcción y hoteles, se pueden encontrar antiguos caserones de la elite cafetera de fines del siglo XIX que a mí particularmente me llamaron la atención, despertándome fantasías e inventándome a construir imágenes de cómo habían sido más de cien años atrás, con sus jardines, salones, sus muebles de madera, cerámicas y sus señores de traje y pipa. Hay algunos pseudo abandonados, otros convertidos en bancos y quizás el más conocido sea la Casa das Rosas – Espaço Haroldo de Campos de Poesia e Literatura, un espacio cultural donde se realizan exposiciones, cursos y que además cuenta con una biblioteca. En la parte trasera hay un pequeño café para hacer una pausa o bien se puede andar por los caminos del jardín repleto de rosales que bordea uno de los laterales de la casa.

Las casonas conviven codo a codo con edificios altísimos que reflejan sin dejarnos espiar su interior. A cuadrillé, algunos con estructura de concreto, angostos y con un gris predominante simbolizan el poderío financiero y comercial en constante asenso de São Paulo.  En sus veredas se amontonan personas que salen a tomar aire, conversar con un colega o fumar un cigarrillo durante su jornada laboral y que en el horario pico de las 18 horas se amontonan en la entrada del subte y luego haciendo fila en los andenes para regresar lo antes posible a sus hogares.

La Avenida Paulista también tiene un pulmón verde: el Parque Tenente Siqueira Campos, más conocido como Parque do Trianon. Con una vegetación tupida de Mata Atlántica es la superficie verde más amplia de la Avenida, por lo que es muy común encontrar personas descansando en su caminos o bancos, intentando alejarse del ritmo del sinfín de gente que camina por las veredas de la Paulista a toda hora del día. Es interesante recordar que cuando se diseñó esta arteria de la ciudad, se pensó en contar con un espacio de esparcimiento como lo es un parque y que hoy en día -donde ya no existen prácticamente caserones con jardines- se haya convertido en un oasis cercado entre tanto cemento, utilizado más para el descanso y el escape que para el paseo.

Ya enfrente se encuentra el MASP – Museo de Arte de São Paulo, uno de los museos más famosos y destacados de la urbe, diseñado por la aquitecta Lina Bo Bardi. Su edificio parece un gran cubo pero de forma rectangular (sí, esa misma forma) elevado del nivel de la calle. Cuenta con una colección propia muy importante y con variadas exposiciones a lo largo del año. Muchos jóvenes usan su entrada-pseudo-patio como punto de encuentro y reunión.

Además de este Museo, podemos encontrar otros centros culturales a lo largo de la Avenida como el Centro Cultural Itaú, el SESC Avenida Paulista (que está en reforma!), la Reserva Cultural y el SESI, entre otros. Las actividades que ofrecen y las temáticas que abordan sus cursos y exposiciones son muy variadas, algunas aranceladas y otras gratuitas.

Otro atractivo fueron los teléfonos públicos que uno se topa en cada vereda, intervenidos artísticamente dentro del marco de la iniciativa conocida como Call Parede. Infinitos diseños y colores: con formas, líneas, garabatos, dibujos. Por lo que pude informarme, además de contribuir a la difusión artística, esta iniciativa apuntó a evitar el vandalismo y destrozo de los artefactos que la ciudad venía observando en el último tiempo. A lo largo del paseo muchas veces me tomé el trabajo de ir cruzando de un lado al otro de la Paulista (tarea nada sencilla, se los aseguro) para poder ver algunos de ellos más de cerca. Uno de los más llamativos corresponde al artista Juarez Fagundes y se encuentra en la vereda del Parque Trianon.

Ya al final de la Avenida, en la intersección con la Rua Augusta, se encuentra otro sitio emblemático: el Conjunto Nacional, un edificio de oficinas que también cuenta con una especie de galería comercial en su planta baja. Allí se puede visitar la Livraria Cultura, una de las librerías más grandes y bellas de toda la ciudad.

¿Cómo es que la Avenida Paulista se convirtió en sinónimo de São Paulo, en un must de todo viajero curioso que pisa la ciudad? Tal así que a más de uno, en interrogatorio post-viaje, le habrán disparado la pregunta que abre este escrito.

Los cambios de estilo y fisionomías, de materiales y texturas, de colores y sonidos dibujan un entorno de contrastes, con múltiples posibilidades de acceso, con ofertas para todos los gustos y edades. Entre obras de arte, oficinas con luces prendidas a media noche, teléfonos públicos con intervenciones artísticas, los caserones y un enclave de árboles. Piernas apuradas, bolsas de compras, basura, murales y un tránsito van conformando este puzzle a medio armar.

Sí, este trajín paulistano tiene que ser deambulado por todo visitante.

Avenida Paulisa
São Paulo
Cómo llegar:
Metrô Linha 2 Verde, Estação Brigadeiro, Trianon Masp y Consolação

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