Praça Alexandre de Gusmão, la plaza escondida


Para escapar un poco (aunque sea en mi imaginación) del bullicio de São Paulo, estaba caminando distraídamente por una de las calles paralelas a la Avenida Paulista del lado de Jardins, cuando de repente me topé con un parque: la Praça Alexandre de Gusmão.

Eran cerca de las tres de la tarde. Sol de otoño, estación inexistente en estas latitudes. Una madre jugando en un desnivel con sus hijos y dos jóvenes sentados en un banco con la mirada fija en el tablero de ajedrez que los enfrenta. Las palomas los rodean.

La glorieta grafiteada y cercada. El chico de uniforme escolar italiano con mochila al hombro se frena al borde de un cantero y mira el horizonte, mientras una chica de pelo corto rojo eléctrico se sienta en un banco envuelta en un sobretodo gris. Sin prisa.

Y en medio de uno de los verdes centrales hay un hombre de mameluco azul que arrastra una carretilla y va recortando siluetas y garabatos en los arbustos. Otros dos bancos están ocupados: un pibe enchufado a su iPod y una mujer refugiada entre las páginas del libro que sostiene en sus manos. El señor trajeado no deja de hablar por celular mientras deja un surco en el piso y la mujer de baja estatura que entró por la esquina pasea dos perros. En el otro sendero, una mujer extendiéndole la mano al hombre que está sentado delante de ella.

Las bocinas intermitentes, lejanas. Un banco reza “olhem os muros”, tan cierto. Mensajes para los atentos de ojos despiertos. También unas flores naranjas que parecen espigas y los reflejos de los edificios-murallas que cercan y ocultan la plaza.

São Paulo Avenida Paulista

¿Cómo nunca antes había visto esta plaza? Tan próxima de algunos de mis lugares recurrentes. Escondida. ¿Nunca había caminado la Alameda Santos a esa altura? Mágico. Ese momento en que algo nos sorprende tan lejos y tan cerca. Cuando recordamos lo inaprensible que son las ciudades, que sólo conocemos recortes y el mapa urbano es sólo nuestro, construido de signos y experiencias. Fragmentos que vamos recopilando paso a paso a lo largo del tiempo.

Esa tarde, el pulso de la Praça Alexandre de Gusmão latía a contramano. Como si el tic-tac frenético de alrededor, a tan sólo una cuadra de la avenida-neurálgica-finaciera-comercial-paulista, no lograse contaminar la inercia propia de ese espacio.

Por un momento me sentí fuera, lejos de la ciudad. Conectada a una lógica paralela que pareciese vivir en ese recoveco verde ondulado de São Paulo. Detenerme por un instante a respirar.

Praça Alexandre de Gusmão
Dirección: En los cruces de las calles Alameda Santos, Alameda Casa Branca y Alameda Jaú
Cómo llegar: a 100 metros de la estación Trianon-Masp de la línea 2 – Verde del Metrô




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