Café con leche y medialunas


Café con leche y medialunas, postal de café de Buenos Aires por excelencia. Todo local ofrece esta combinación tan argentina. De desayuno o de tarde. El ritual de sentarse en una mesa y pedir sin mirar la carta, convencida de que tendrán lo solicitado.

Por favor, un café con leche y medialunas.

Caminar y leer en las pizarras expuestas en la calle: café con leche y medialunas. A veces dos, pero el clásico son tres. Carteles impresos, ilustrados o manuscritos en tiza. Constante de Buenos Aires.

café con leche y medialunas

Las medialunas son de manteca (LAS en mayúscula). Si bien en muchos bares ofrecen las de grasa, al pensar en una imagen, en un sabor, las que aparecen en mi mente son siempre las de manteca. Algunas más infladas, otras doradas, con las patitas pegadas y el almíbar que se pegotea en los dedos. Están también las que vienen con jamón y queso. Eso sí, tostadas, con el queso derretido y pegado en el plato.

Antes de ir a trabajar, después de un análisis de sangre, una tarde con amigos o un desayuno de domingo tardío. En un bar del microcentro, una cafetería de Belgrano, en uno de los bares notables con cara de otro tiempo o este último feriado sentados al sol con mis papás en Mendoza y Ávalos.

Siempre, en el tiempo, café con leche y medialunas.


café con leche y medialunas

8 thoughts on “Café con leche y medialunas

  1. Las croissant españolas nada tenían que ver con nuestras medialunas, cómo las extrañé!!!
    Personalmente esta fórmula infalible me ayuda a encarar y alivianar mi jornada laboral, son una perdición!!!
    Beso!!

  2. A principios de este años estuve muy mal del estómago. Hice una dieta estricta, podía comer muy pocas cosas. Y si bien extrañaba comer una gran ensalada o hacerme mis tostadas de salvado, quería desayunar medias lunas y café con leche.Todos los días pensaba en el día en el que pudiera comer eso.
    Cuando me recuperé, fui al hermoso bar “El Hipopotamo” en San Telmo (mi barrio) y cuando me pusieron el desayuno adelante me brillaron los ojos. No solo era darme un gusto, sino que esa comida me decía que ya estaba mejor, que empezaba a recuperarme.
    Este hermoso post me recordó automáticamente mi simple objeto de deseo en días de tanto malestar.

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