Quiero viajar por el mundo

Después de pasar varios meses en movimiento me pareció oportuno escribir sobre cómo uno decide (o no) viajar por el mundo. Quiero compartir cómo viví ese proceso desde el momento en el que reconocí que quería hacer un viaje largo hasta el día en el que puse un pie en el avión que me llevaría a mi primer destino.

berlin patios internos

Junio de 2020, aeropuerto de São Paulo. André y yo en la fila del check-in para despachar las mochilas. Destino: Frankfurt am Main, Alemania. Después de vivir más de 5 años en Brasil habíamos desocupado nuestro hogar en el barrio de Saúde de São Paulo. Algunas cosas con mi familia en Buenos Aires, otras con la familia de él en Belém y otras tantas regaladas, donadas y vendidas. Ya hacía dos semanas que habíamos dejado nuestros ahora antiguos trabajos y finalmente había llegado el momento de embarcar en el nuevo momento de vida que veníamos soñando y planificando hacía meses: un viaje largo sin fecha exacta de retorno.

No era mi primer viaje. Junto algunas millas en mi haber y también varias experiencias viviendo en el extranjero. Vacaciones a montones, intercambios de meses, escapadas de fin de semana, mudanza de país y turista en mi propia ciudad. Sola, en pareja, con amigas o en familia. Pero el viaje largo que empezó en junio de 2020 es diferente. Es la decisión de vivir viajando por un tiempo indeterminado.

Si bien cada persona es un mundo, estoy segura de que varios de los momentos transitados durante los meses previos al día de la partida se repiten. Las ganas, los miedos, la alegría, los silencios y tantos otros sentimientos que van apareciendo con el correr de los días. Si estás pensando en viajar por el mundo a tiempo completo, este post es como un guiño, una compañía, para que vos (y todo potencial viajero) entiendas que es normal pasar por una torbellino de emociones durante los meses previos al viaje y que es parte del camino que estás eligiendo.

El nacimiento de una duda (o de un deseo)

Un día te levantás y te das cuenta de que querés viajar por el mundo. O eso crees. Es un pensamiento que viene y que va, que toma forma para luego deshacerse. Pensás que no, que sí, que es una locura, que es real. Mirás un mapa, recordás algún viaje, lo comentás con alguien al pasar y buscás precios de pasajes a alguno de los destinos que tenés en tu bucket list.

En realidad reconocés que no es algo que apareció de un día para el otro. Viajar es sinónimo de felicidad para vos. Plenitud. Explorar, sorprenderte, aprender, compartir, mirar, tocar y descubrir son verbos que te acompañan desde siempre. ¿Será que realmente quiero embarcarme en un viaje sin fecha de vuelta? ¿Será que quiero estar en movimiento por tiempo indeterminado?

Pensás en tu aquí y ahora, en lo que te hace feliz y en lo que sentís que te hace falta. Tus próximos pasos, que querés para tu vida, cómo te imaginás en un futuro inmediato y también en un futuro más lejano. ¿Un viaje largo? ¿Es eso que quiero para mí en este momento o en realidad sólo quiero viajar un poco? ¿Tal vez irme de vacaciones?

Viajar por el mundo no es sinónimo de vacaciones eternas

Un viaje largo no es como estar de vacaciones. No debe ser la primera vez que te lo dicen y te puedo asegurar que es verdad. Eso no quiere decir que sea peor o mejor. Simplemente es diferente. Y es bueno tener en cuenta esa diferencia antes de tomar cualquier decisión. Cuando viajar por el mundo se transforma en tu día a día, esa vida en movimiento es la que marca el ritmo. Las vacaciones generalmente operan de forma contraria: son la excepción de otra rutina y cotidianeidad.

Al vivir viajando, cuando llegás a una nueva ciudad, no vas a hacer necesariamente lo mismo que harías si estuvieras allí de vacaciones. A veces no vas a tener ganas de salir a la calle el primer día, ni de ver ese lugar que un amigo te comentó que es imperdible. Tampoco vas a hacer un walking tour por el centro o vas a visitar todas las exposiciones que hay en cartelera. Si llegás a un aeropuerto lejos de tu alojamiento vas a buscar la forma más económica de llegar y no la más rápida (al final, tenés tiempo de sobra) y cuando pienses en tu cena vas a visitar el supermercado local y no siempre los restaurantes de la zona.

La relación que establecés con los lugares es diferente. Estás viviendo allí, sea por una semana, 4 días o un mes. Hoy esa ciudad o ese pueblo es tu casa. Y eso, te aseguro, impacta en tu forma de ver, de sentir y en lo que vas o no a hacer durante tu estadía. Una experiencia 24/7, otras realidades, culturas, costumbres, idiomas, luces, sabores. ¿Es eso lo que estoy buscando?

templo luang prabang laos

Sí, quiero viajar por el mundo

Esa es tu respuesta final. Sí, quiero viajar por el mundo. Nada de vacaciones, nada de un lugar fijo por un buen tiempo. Hoy deseás moverte, caminar nuevos países, charlar con personas que acabás de conocer, depararte con costumbres diversas, escuchar idiomas que no sabés pronunciar y probar sabores nuevos. Querés tiempo para recorrer, sin apuro. Dormir un día aquí y mañana allá.

Entonces es hora de sacar tu viaje por el mundo del plano de las ideas y traerlo a tu realidad. Si es eso que deseás hacer, manos a la obra.

Viajar por el mundo precisa de planificación

Un consejo de viajera a viajero/a: planificación. Sí, es necesaria. No, no dejes todo en manos de la improvisación. Y no estoy hablando de armar una ruta de viaje que sea inamovible y rígida. Lo que te quiero decir es que hay algunas decisiones que vas a tener que tomar antes de viajar para que no te agarren de sorpresa en el medio de la ruta. Claro que van a aparecer imprevistos, pero también hay una serie de cuestiones que podés minimizar si te planificás un poco antes de viajar.

Cuáles serán tus posibles fuentes de ingreso, un seguro médico por si te enfermás, que gadgets electrónicos pueden ser útiles durante el viaje, comunicación e internet a todo momento, pasaje en mano para el próximo destino, cómo encontrar un hospedaje bueno-bonito-barato, medicación básica para armar un botiquín viajero, qué ropa llevar, visas y permisos, la mejor época para visitar una región, apps útiles que se utilizan en el país y la lista continua.

Leer más | Consejos prácticos para mi viaje por el mundo

La relación entre lo que se improvisa y lo que se intenta anticipar es personal y depende de cada uno, aunque hay un mínimo necesario que no debés dejar de planificar.

Cada persona, un viaje

Es que no existe un único viaje posible. Todo lo contrario… Existen tantos viajes como personas. Mi forma de viajar puede servirme a mí en este momento de mi vida, pero puede no servirte a vos ni hoy ni nunca. Los destinos que yo visité en los últimos meses pueden haber sido mi ruta ideal pero al mismo tiempo no estar en sintonía con lo que vos estás soñando para tu viaje por el mundo.

Cuando estés planificando cómo vas a vivir viajando siempre pensá en lo que te hace feliz a vos. Sé que suena a cliché pero es así. Los viajes ajenos, las historias que escuchaste y la foto idílica del spot que viste en Instagram son inspiración. No hay correcto o incorrecto. Es siempre un elige tu propia aventura. Y lo más importante: podés ir ajustando tu ruta y la forma de viajar a medida que te vas moviendo. Uno se conoce en el camino.

Los miedos de los otros no son tuyos

En algún momento vas a querer gritar a los cuatro vientos que decidiste viajar por el mundo. Decirlo en voz alta, compartirlo con tu familia y amigos, es una parte necesaria del proceso. Muchos te van a apoyar, otros van a mirarte incrédulos y también van a aparecer los ansiosos que van a hacerte un montón de preguntas sin respuesta. Es inevitable. Como en cualquier decisión o camino que emprendas en la vida, no siempre vas a tener el apoyo o confianza de todos.

“¿De dónde vas a sacar el dinero?”, “¿Qué vas a hacer cuando vuelvas?”, “¿Y si te enfermás?”, “Después no vas a conseguir trabajo”, “¿Seguro que querés irte de <<completá con el nombre de tu ciudad actual>>?”. Cuando conté que iba a irme de São Paulo e iba a viajar por muchos meses, antes de hablar con cualquier persona, siempre me repetía: “Lucía, los miedos de los otros no son tuyos” (lo mismo hice cuando me mudé de Argentina a Brasil o cuando me fui de intercambio a Alemania). Puede sonar medio bobo pero funciona. No podés ser responsable de la ansiedad ajena. Tu decisión (la de viajar por el mundo o cualquier otra) puede resonar en el interior de las otras personas de una forma impensada y llevarlas a querer desmotivarte.

No hay nadie mejor que vos para saber los riesgos que asumís, lo que evaluaste para decidir que querés vivir viajando y lo que soñás para tus días (quedarse en un lugar quieto también es una elección y tiene sus riesgos, ¿o no?). Los otros no siempre van a comprender lo que te llevó a tomar una decisión y puede ser que si estuviesen en tu lugar no tomarían el mismo camino. Pero eso no te puede desanimar.

El famoso presupuesto

Cómo nos financiamos las personas que decidimos hacer un viaje por el mundo es la mayor incógnita para todo aquel que observa nuestra vida con un poco de desconfianza. Que sos millonario/a, que tenés una familia con dinero que te banca a lo lejos, que dormís en lugares baratos y comés cualquier cosa, que todo es canje y publicidad (caso seas creador/a de contenido/influenciador), que no trabajás, etcétera, etcétera.

Así como “cada persona, un viaje”, con el presupuesto pasa lo mismo. No hay una única forma de financiarse. ¿O acaso todas las personas que viven en un lugar fijo hacen lo mismo? La regla es simple: tenés que conocer tus gastos y saber cuáles son tus ingresos. Y aunque a muchas personas les parezca mentira, a veces, esa cuenta de ingresos/egresos cierra mejor cuando no tenés un hogar fijo.

Trabajar de forma remota con programación, ahorrar por años, producir contenido para marcas o agencias de marketing a distancia, tener tu propio emprendimiento, escribir libros, producir contenido audiovisual a lo largo del camino, trabajar en hoteles y restaurantes por un tiempo, vivir de intereses financieros o alquileres y hacer trabajo voluntario a cambio de alojamiento son sólo algunos ejemplos de cómo muchas personas que se aventuran en viajes largos generan ingresos y sustentan su vida. Tendrás que encontrar la fórmula que sea buena para vos. Un consejo (para tu vida de viaje y para tu vida en general también): intentá descubrir qué es lo que te genera alegría y placer. Nuestra fuente de renta, nuestro trabajo, puede ser sinónimo de placer y no un sacrificio.

La adrenalina del pasaje de ida

Y hay un instante mágico en toda esta pre-vida-de-viaje: el momento en el que decidís cuál será el primer destino y comprás ese pasaje de ida. Ponerle una fecha de inicio a la vida nómada que vas a comenzar en breve. Adrenalina pura. No se puede decir que “ya no hay vuelta atrás” porque siempre se puede cancelar un pasaje y volver a tirar las cartas, pero te aseguro que de alguna forma se siente así. Hay una fecha, hay un ticket electrónico en la bandeja de entrada de tu email y sabés el nombre del primer lugar que vas a pisar. No es poco, ¿no te parece?

Y ahora sí, a viajar.


¿Te insipiró el post sobre viajar por el mundo? ¡Podés guardar y compartir en Pinterest las siguientes imágenes!

¿Vas a viajar por el mundo a tiempo completo? Contame en los comentarios cómo tomaste la decisión y cómo está siendo ese proceso antes de irte de viaje.

One thought on “Quiero viajar por el mundo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *