Liberdade


Brasil fue uno de los países elegidos por la sociedad japonesa a la hora de buscar nuevos horizontes hace ya más de cien años, tal es así que es el país con la comunidad japonesa más grande fuera de Japón. El barrio Liberdade –que está ubicado en el centro São Paulo– es parte de la historia de la hermandad japonesa-brasilera ya que fue el lugar de acogida de la comunidad japonesa dentro de la ciudad paulista cuando se comenzaban a asentar en el país verde-amarelo.

Es una zona de muy fácil acceso ya que la linha 1-azul de metrô llega hasta allí (la estación se llama justamente Liberdade) y después uno se puede manejar perfectamente a pie.  En mi caso elegí un sábado de mediodía para conocer Liberdade; un sábado fresco para el marzo brasilero, con un poco de lluvia intermitente y ese cielo entre gris y blanco quasi característico de São Paulo.

Se puede tomar como referencia la Praça da Liberdade: una plazoleta de cemento donde los fines de semana tiene lugar una pequeña feria de artesanías y gastronomía, para luego recorrer los atractivos de la zona.

La principal es la Rua Galvão Bueno que cubierta con lámparas rojas suzuranto típicas de Japón, concentra el mayor número de comercios, supermercados y locales de venta de artículos de todo tipo.

Para los amantes de la comida japonesa, en los supermercados se pueden conseguir numerosos productos, ingredientes y hasta bandejas de comida ya prontas para comer. Desde diferentes salsas de soja, temakis, fideos para yakisoba, infinitas golosinas coloridas, bolsas de arroz, lichis frescos, latas de jugos exóticos, rosquitas de gergelim/sésamo, giozas listas para cocinar, sake y otros comestibles indescifrables para mi básica cultura gastronómica japonesa.

Además hay negocios donde sería difícil catalogar qué tipo de artículos se encuentran a la venta: desde limas de uñas, hasta juegos de porcelana para tomar el té, incluyendo kimonos, cubiertos de plástico, muñecos de goma y tuppers escolares con simpáticos cierres herméticos. También el Maneki Neko (gato de la suerte, de la fortuna) con su manito levantada en diferentes formatos y tamaños, lámparas de papel con insignias japonesas, esculturas, dragones y hebillas de plástico para el pelo.

Mi local preferido fue uno que vendía una gran variedad de artículos de librería: gomas de borrar con formitas, cucuruchos-sacapuntas, cuadernos de espiral de todos los tamaños, dibujos y colores, papel de carta perfumado, stickers con brillantina, papeles de notas autoadhesivos (los memo stick, posted) y marcadores para libros también para pegar y con dibujitos muy simpáticos. ¡Tengo debilidad por todo lo que es papelería! Imaginaba mis libros, apuntes facultativos y escritos de tesina marcados con todos esas formas y colores que sonríen.

Si uno continúa por la Rua Galvão Bueno –a pocas cuadras de la Praça da Liberdade– se va a topar con el portal Toori. Este portal de color rojo es la puerta de entrada al barrio y se encuentra justo cuando se termina de cruzar el Viaduto Cidade de Osaka debajo del cual pasa una de las tantas autopistas que tiene São Paulo. Desde el viaducto se puede observar una vista que se repite en varios puntos de la ciudad: autopista, tránsito y edificios a lo lejos.

En la misma calle se pueden encontrar restaurants de comida japonesa y también puestitos en las entradas de los supermercados con alguna especialidad oriental preparada en el momento. La calle (al menos los días sábados) está atestada de personas caminando, charlando, comiendo, con bolsas de compras y algunos saboreando sorvetes Melona, marca típica de helado de agua en palito que se volvió popular y parte obligada de la excursión por Liberdade. El más conocido de todos es el de envoltorio verde con gusto a melón. Yo no lo probé pero mi compañero de paseo aseguró que tenía auténtico sabor a melón. Aparte de ese gusto frutal hay de frutilla y mango.

En la misma calle también se pueden encontrar locales silenciosos y semi-vacíos, pequeños bares, algunos con venta de comida al paso, donde pareciese que los visitantes no se atreven a entrar. Más desolados, se muestran reservados para los conocedores de Liberdade. Algunos edificios, torres con seguridad, tienen sus carteles en portugués y japonés, una huella más de la historia presente de Liberdade.

Ya al final del recorrido que realicé, por la Rua Dos Estudantes, que es otra central del barrio y antes de llegar a la Rua da Glória, se pasa por un pequeño pasaje sin salida (Rua dos Aflitos) que esconde al final de la callecita una iglesia. Su nombre es Capela dos Aflitos: pareciese pertenecer a otro tiempo, incrustada en esa sin salida de una calle poco frecuentada, gris, con su campanario a jirones. Aflitos significa afligidos.

Espero volver pronto a caminar por Liberdade, quizás la próxima será un día de semana…

Bairro Liberdade
São Paulo, Brasil
Cómo llegar: Metrô Linha 1 Azul, Estação Liberdade


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